Para argumentar lo anterior, Morales et al. (2011) opina que la sexualidad es la necesidad básica del ser humano que se desarrolla de manera particular e individual, formando parte integral de la persona y de su vida; la cual está presente en las expresiones humanes cotidianas al relacionarnos con los demás.
No obstante, el Departamento de Educación Integral de la Sexualidad Humana (DEISH) del Ministerio de Educación Pública (citada por Rivera 2008) exterioriza que la sexualidad es
un elemento básico de la personalidad, un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, de expresarse y de vivir el amor humano y es parte integrante del desarrollo de la personalidad y de su proceso educativo; en el sexo radican notas características que constituyen a las personas como hombres y mujeres en el plano biológico, psicológico, social y espiritual. (p.160)
Desde otra perspectiva, Rivera (citado por Chaparro, 2009) argumenta que la sexualidad “es un componente muy esencial para nuestro desarrollo e identidad, es un medio que nos permite expresar lo que sentimos, las emociones, afectos y un proceso de comunicación.” (p.3)
Asimismo, Miller (citado por Chaparro, 2009) fundamenta la sexualidad “como componente de la personalidad humana, involucra no tan sólo aspectos biológicos, sino también psicológicos, sociales, culturales, morales, religiosos y aun económicos. La sexualidad no puede entenderse, independiente de principios étnicos, morales y religiosos, característicos de una determinada cultura.” (p.14)

Con otro criterio, Caricote (2012) plantea que la sexualidad es “un proceso de aprendizaje que evoluciona a lo largo de nuestras vidas y forma parte activa e inseparable de quienes somos porque involucra nuestras conductas, interacciones y relaciones con las demás personas.” (p.400-401)
De igual manera, Cordero y Rodríguez (citados por Chaparro, 2009) argumentan que la sexualidad es un hecho de vida, que funciona como una unidad inherente del ser humano, donde cada una de sus partes no se pueden contemplar de forma aislada, por lo contrario, se visualiza en un enfoque holístico, que procura entender a la persona total en sus diversas circunstancias interactuantes. Por consiguiente, Porres (2012) fundamenta que la sexualidad debe entenderse como una modalidad global del propio ser personal implicado en el tejido de sus relaciones con los demás y con su entorno, por tanto empieza con la vida misma de la persona y se va moldeando y desarrollando a lo largo de toda su vida. (p.52)
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