Generalmente, la sociedad establece prejuicios y mitos entorno a la sexualidad de las personas con discapacidad, propiciando en las familias involucradas, incertidumbre y sentimientos de temor. Algunas veces, esto los lleva a tomar acciones precipitadas o erróneas, como evadir y reprimir el abordaje de estos temas, dificultando así, el cumplimiento de los derechos de educación y de sexualidad de esta población.
Según establecen Olavarrieta, Darín, Suárez, Tur, Besteiro, Gómez y Gómez (2013) los mitos y estereotipos negativos que engloban la sexualidad de las personas con discapacidad intelectual dificultan el desarrollo de una cultura inclusiva y el cumplimiento de las leyes que promueven la equiparación de oportunidades.
A pesar de los grandes esfuerzos que se han hecho a nivel legal para respetar los derechos de esta población, se evidencia un gran desconocimiento de estos por parte de la sociedad, lo cual limita el abordaje de esta temática. Por esta razón, surge la necesidad de generar tanto en el contexto familiar, como en el ámbito social un cambio actitudinal en torno al abordaje de la sexualidad de las personas adultas con discapacidad intelectual.
Además, se destaca que, habitualmente la realidad que enfrentan las personas con discapacidad con respecto a su sexualidad, está rodeada de información errónea o carencia de la misma y sobretodo de una limitada educación, puesto que, los padres o cuidadores prefieren evadir estos temas y aún más preocupante, infantilizan a esta población manteniendo una perspectiva de sujetos asexuados.
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